Ante el exceso de las tecnologías en en el aula, es necesario un producto que pone la tecnología al servicio del conocimiento y del desarrollo personal. Donde el papel principal es la conexión de conocimientos científicos y humanísticos para poder construir soluciones y realizar retos siguiendo la pauta de la asignatura de historia.

De este modo, por ejemplo, se consigue unir razonamientos matemáticos para la construcción de objetos de una etapa histórica determinada. Se aprenden a usar programas de diseño que sirven para poder llevar a cabo las ideas que los alumnos se plantean. Y se llega a “pensar con las manos”, ya que el objeto debe montarse después de ser diseñado y cortado, y en ese momento se puede ver directamente lo que debe ser corregido o mejorado.

Todo esto se da en un espacio determinado, durante 3 o 4 horas semanales, en las que el trabajo en grupo consiste en: pensar ideas sobre el reto lanzado; esbozar e introducir cálculos y medidas; pasar al programa de diseño; cortar en la cortadora láser; montar; evaluar y presentar el resultado final de todo este proceso defendiendo el proyecte y subrayando los aspectos positivos, negativos y mejorables tanto del trabajo hecho como de la relación personal con los compañeros.